30 de mayo de 2007

Número 15

La dulce y aterciopelada voz de Blanca, la compañera de pupitre de todos los días, descuelga el teléfono para deleitarme, fumadora empedernida, con su inteligente conversación. -¡Que cargues las tarifas! La jefa camina a lo lejos, ya voy escuchando las lentejuelas de la camisa que se ha comprado para ir a la moda. Lindo sonido de evocación bucólica. -¡Compra, compra! ¡Y hazlo ya! La pantalla al mundo de todos los días, esa que he cambié por la antigua de la habitación de casa de mis padres, se va llenando de palabras negras como éstas, y también de sobres de un color amarillo intenso como el sol. Un nuevo día ha llegado y hay que celebrarlo yendo a tomar café. -¿Vamos ya? ¡Qué momento de emoción! ¡Qué espera intensa! ¡Qué placer es de saber que vamos a compartir uno de esos momentos increíbles en los que la felicidad nos coge de la mano y nos lleva por caminos que sabemos que nos gustará recordar! Sematic, ¡qué máquina de café! Adoro el café 15, como un conductor de autobús puede amar uno con leche, un funcionario uno con leche y tostadas, un ministro un desayuno continental…