14 de noviembre de 2006

Realmente

Realmente – y mira que ésta es una manera horrible de comenzar una frase, se mire como se mire, incluso queriendo ver el lado positivo de las cosas o yendo a la firma y dándole el beneficio de la duda al autor o al supuesto autor, porque nunca se sabe, y diciéndose uno mismo que hay que leer más para poder juzgar, que no basta con la primera palabra, por mal elegida que esté; pero vaya, es que, se las trae, es mala, pero mala mala, como pegar a una madre o a un padre, vamos, o a un hijo, o a la mujer, o a cualquiera, coño, que pegar está muy feo; es mala y se ha acabado. Porque se puede decir que hay palabras peores, sí, y las hay, pero tampoco se escribe por escribir, digo yo, que escribir no es una cosa que se deba hacer nada más que porque sí, sino por una razón y con un fundamento. El que no sepa escribir, que no escriba, y si quiere escribir, pues que no lo publique, y que guarde muy mucho aquello que escribe, no vaya a caer en manos de un incauto. Escribir es una cosa maravillosa, que nuestros antepasados nos han enseñado con algún motivo, no sólo porque sí, porque entonces no nos lo hubieran enseñado, ni nosotros lo hubiésemos aprendido. Así que, a escribir se ha dicho como Dios manda y nada de empezar con un realmente ni realmente.

Etiquetas:

2 comentarios:

A las 10:43 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Tú, hijo mío -y mira que afortunadamente no eres mi hijo (aunque no porque no te quiera como hijo, que así te quiero, sino porque no quiero hijos todavía y menos uno tan grande así de repente, que sólo de imaginármelo llevándole en brazos al cole cuando se canse y supervisando unas redacciones que empiezan con determinadas palabras tan odiosas ya me entran escalopes...)- decía que tú, hijo mío, eres de lo que no hay.

 
A las 6:30 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Realmente muy bueno. Sldos.

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio