12 de diciembre de 2010

Es tarde

No es lo que queríamos. No es lo que queremos. Ha sido lo que ha sido. Ha sido lo que es. Tenemos que chincharnos. Tenemos que habernos chinchado. Un avión desparece en medio del Atlántico y no hay manera de saber qué nos hace sentirnos más tristes. Que desaparezca, que haya tenido un accidente, que muera una cifra determinada de personas, que mueran personas que viajan como nosotros, leen periódicos como nosotros, tengan sus parejas, sus proyectos, sus inquietudes, sus filias y sus fobias, como nosotros. No sabemos qué sentimos cuando muere otro. No sabemos lo que sentimos cuando muere alguien que no conocemos. No sabemos lo que sentimos cuando muere alguien que no hubiéramos conocido nunca. Yo al menos no lo sé. Querría. Querría saberlo. Tener tiempo para poder pensar en ello. Escribirlo. Contarlo. Compartirlo. Contrastarlo. Conocerlo. Pero no en carne propia. Quiero que se mueran los otros. Quiero no ser yo el que ha muerto. Eso quiero. Sí, eso siento. Siento que no he sido yo. Y me gusta. Eso es lo que me da tiempo de saber. Son las 17:27 horas y llego tarde. No sé a dónde ni para qué voy. Pero llego tarde. Ya estoy llegando tarde. Muy tarde. Quizás no llegue.

Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio