12 de septiembre de 2012

Vivir para comprar


Que aquel abrigo costara un riñón me parecía excesivo. Vale que fuera el más bonito que había visto en mucho tiempo, pero el precio era desproporcionado. Lo mismo me pasaba con los zapatos italianos de la tienda de al lado, cuyo precio era un ojo de la cara, o el juego de maletas por el que te pedían el alma. La gente entraba en las tiendas como si nada. Y salían de ellas con un parche en el ojo, doliéndose de la tripa o comportándose como si nada les importara, tan contentos con sus bolsas en las manos, deseando llegar a casa para estrenar sus adquisiciones. Alguno incluso compraría un billete de avión a cualquier parte sólo para poder estrenar cuanto antes sus maletas. "Raqueta de Nadal por sólo un brazo". "Collar de diamantes por un pulmón". "Llévese una iPad a cambio de un testículo". Casi todos los carteles se repetían. Cambiaba el órgano o la extremidad y el objeto de compra. La mayoría de los clientes llegaban ya tullidos, y apenas podían permitirse nada. Acababan comprando una sortija por el último de sus dedos del pie o un par de calcetines a cambio del bazo. Me sorprendió ver a uno que salía tan contento de una tienda de deportes en silla de ruedas y con la equipación completa de la selección española y un balón de fútbol. Juraría que le había visto entrar andando.
Al fin me decidí. Compraría un móvil nuevo con teclado qwerty a cambio de mi oreja izquierda. Entré y me dijeron que pasara a la sala de operaciones. Un señor de blanco y una enfermera con minifalda me esperaban con una sonrisa en la boca, dándome la bienvenida. Me dijeron que me sacara todo lo que llevara en los bolsillos y que lo dejara encima de la mesa. De repente vi mi móvil, un modelo de teclado qwerty. Joder, ¡si ya tenía uno! Cogí todo y salí escopetado hacia la calle, sorteando sillas de ruedas, gente que se arrastraba por los pasillos, ciegos que se me cruzaban a mi paso, comerciales mancos, guardias de seguridad con muletas... Cogí mi coche y regresé a casa. Había prometido no volver a un centro comercial y no lo había cumplido. Tenía mi merecido. Ahora volvería a tener insomnio durante varios meses. Jajajajaja. Eso o hacer un tratamiento a cambio de mi hígado. Jajajajajaja.

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