12 de diciembre de 2010

Parida

  • Es distinto el viajero del consumista.
  • Obvio que es distinto, ¿crees que es manera de comenzar un escrito que interese?
  • Es distinto en cuanto que el consumista ve la ciudad, pero no a sus gentes.
  • ¿Crees que esto va a algún lado? Sinceramente, no lo veo.
  • Hay demasiados escaparates en la ciudad para que los consumistas vean otra cosa. Si salieran sin dinero ni tarjeta de crédito verían más ciudad y se volverían a sus ciudades de origen con otro sabor de boca.
  • Se volverían con hambre, porque si salen sin dinero ni tarjetas no van a poder comer.
  • En eso tienes razón.
  • No te quepa la menor duda.
  • Como iba diciendo, el viajero ve otra ciudad. El viajero puede hacerse incluso a la idea de que se va a quedar en esa ciudad, que va a conseguir un trabajo allí y que tiene que comprarse o alquilarse un piso.
  • Visto así.
  • El viajero no lleva rumbo. Camina por caminar. No tiene prisa. Quizás su vuelo salga esa misma noche, pero no tiene que decir hola a sus familiares en su ciudad de origen ese mismo día, con los regalos que comprará, sino que dirá adiós a todo con lo que se vaya cruzando en esa ciudad que ha sido suya durante un tiempo.
  • ¡Qué poético!
  • El consumista piensa en su maleta, en la devolución de las tasas en el aeropuerto, en qué hacer con los billetes y monedas que le quedan, en lo que ha comprado.
  • El viajero en lo que tiene.
  • En lo que le queda.
  • En la despedida.
  • En el adiós.
  • No, en el hasta luego.
  • Eso, en el hasta luego. Porque el viajero siempre piensa en volver.
  • El consumista volverá si se mantiene o mejora el tipo de cambio.
  • Eso.

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