Parida
- Es distinto el viajero del consumista.
- Obvio que es distinto, ¿crees que es manera de comenzar un escrito que interese?
- Es distinto en cuanto que el consumista ve la ciudad, pero no a sus gentes.
- ¿Crees que esto va a algún lado? Sinceramente, no lo veo.
- Hay demasiados escaparates en la ciudad para que los consumistas vean otra cosa. Si salieran sin dinero ni tarjeta de crédito verían más ciudad y se volverían a sus ciudades de origen con otro sabor de boca.
- Se volverían con hambre, porque si salen sin dinero ni tarjetas no van a poder comer.
- En eso tienes razón.
- No te quepa la menor duda.
- Como iba diciendo, el viajero ve otra ciudad. El viajero puede hacerse incluso a la idea de que se va a quedar en esa ciudad, que va a conseguir un trabajo allí y que tiene que comprarse o alquilarse un piso.
- Visto así.
- El viajero no lleva rumbo. Camina por caminar. No tiene prisa. Quizás su vuelo salga esa misma noche, pero no tiene que decir hola a sus familiares en su ciudad de origen ese mismo día, con los regalos que comprará, sino que dirá adiós a todo con lo que se vaya cruzando en esa ciudad que ha sido suya durante un tiempo.
- ¡Qué poético!
- El consumista piensa en su maleta, en la devolución de las tasas en el aeropuerto, en qué hacer con los billetes y monedas que le quedan, en lo que ha comprado.
- El viajero en lo que tiene.
- En lo que le queda.
- En la despedida.
- En el adiós.
- No, en el hasta luego.
- Eso, en el hasta luego. Porque el viajero siempre piensa en volver.
- El consumista volverá si se mantiene o mejora el tipo de cambio.
- Eso.
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