15 de julio de 2023

Reto: personas

Llegué como una hora antes del embarque de mi vuelo así que me puse a mirar gente en la terminal. Tenía la opción de leer un libro del que seguramente esté copiando el estilo ahora mismo pero la realidad es que el cometido que tenía era de mucho más interés..Tenía que describir a las personas que aparecían a mi paso o a aquellas que estaban paradas frente a mi. Individualmente, sin ningún interés sociológico más allá de que se vieran como personas o como extensiones de los objetos que portaran. Así para empezar un vaso de café de una franquicia va sobre una mano. Una maneta es empujada por un brazo con poco pelo. Una mano se saca el móvil de un bolsillo. Y así. Dos pechos en una camiseta fucsia. Dos pares de calcetines blancos delante de mi. Uno de ellos se va, el otro queda quieto, dentro de unas zapatillas blancas con una letra N mayúscula en centro de cada una. Decía que individualmente pero me salto la regla: un fila de personas con el pelo rubio pasa parsimoniosamente por delante siguiendo al líder que tiene el pelo más largo que los demás. “, Yo eso lo entiendo” dice una boca, perteneciente a un cuerpo curtido al sol, con una larga melena negra, que avanza dentro de un vestido blanco. Unos bermudas ocre y un polo blanco entran en el cuarto de baño y sale un cuerpo dentro de vestido naranja con algo de prisa. Otro vaso de café a la altura de unos pechos dentro de un vestido blanco. Un cuerpo alto y delgado sosteniendo con la mano una brújula con forma de teléfono celular. Quinientas botellas de agua de plástico subidas a un palé, que van siendo metidas una a una en una máquina por unas manos rápidas. Un sombrero que no alcanza la altura de un acompañante de pelo alborotado. Dos ausencias a la espera de que alguien salga del baño. Vaya. No iban juntos. El del sombrero se va acompañado y queda solo el del pelo alborotado reflexionando y observando, pero sobre todo mirando cada tanto a la puerta del baño. Una gorra sobre una cabeza de cara fina cuya boca rumia como una vaca. Escote palabra de honor. Te lo juro. Una coleta de niño, de esas que se llaman kiki, en una cabeza de un cuerpo mediano vestido con camiseta de fútbol. Una botella de agua besando una boca pequeña y tímida. Y así. Personas. Simplemente personas. Nada menos que personas. Ese era el reto. Y salió. Tampoco es tan difícil.