
Realmente – y mira que ésta es una manera horrible de comenzar una frase, se mire como se mire, incluso queriendo ver el lado positivo de las cosas o yendo a la firma y dándole el beneficio de la duda al autor o al supuesto autor, porque nunca se sabe, y diciéndose uno mismo que hay que leer más para poder juzgar, que no basta con la primera palabra, por mal elegida que esté; pero vaya, es que, se las trae, es mala, pero mala mala, como pegar a una madre o a un padre, vamos, o a un hijo, o a la mujer, o a cualquiera, coño, que pegar está muy feo; es mala y se ha acabado. Porque se puede decir que hay palabras peores, sí, y las hay, pero tampoco se escribe por escribir, digo yo, que escribir no es una cosa que se deba hacer nada más que porque sí, sino por una razón y con un fundamento. El que no sepa escribir, que no escriba, y si quiere escribir, pues que no lo publique, y que guarde muy mucho aquello que escribe, no vaya a caer en manos de un incauto. Escribir es una cosa maravillosa, que nuestros antepasados nos han enseñado con algún motivo, no sólo porque sí, porque entonces no nos lo hubieran enseñado, ni nosotros lo hubiésemos aprendido. Así que, a escribir se ha dicho como Dios manda y nada de empezar con un realmente ni realmente.
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